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14 oct 2010

LA OBSESIÓN DEL RUNING

Tras este reposo obligado por las circunstancias, sólo tengo ganas de salir corriendo, ponerme de las zapatillas y correr, en mi caso, trotar. Ahora comprendo a la gente que se lesiona y está deseando que llege el día para volver a correr.
Es una obsesión en toda regla, ahora solo leo, oigo música, y descanso, pero estoy pensando en ir a correr, más y más lejos, hasta que el cuerpo aguante, hasta que me duelan las piernas, pero por el ejercicio, por el esfuerzo.
Muchos corredores toman ibuprofeno u otros analgésicos antes de las carreras o entrenamientos, no soy nada partidario de este hábito, entre otras cosas, no permitirán que escuches las llamadas de tu cuerpo, este es el hecho fundamental cuando corres, oir a tu cuerpo, sentir tus articulaciones, tu respiración, el pulso, esas sensaciones que e son familiares y que debes sentirlas, para no lesionarte, y para disfrutar más del propio ejercicio.
Recuerdo cuando era mucho más joven, que una de las sensaciones más agradables era cuando al correr rápido sentia el aire frio en la cara y sobre todo el ruido, la música del aire que sentia en los oidos, pero para eso tenia que correr rápido, ahora eso me cuesta mucho más.
Pero también corres para alejar las frustaciones de la vida cotidiana, para ponerte en paz contigo mismo, para castigarte,  para pensar,  para elevarte por un momento de la tierra que pisas constantemente.
Y corres para sentirte bien, pera perder peso, para eliminar toxinas y la mala sangre de los retrasos,  pequeñas injusticias y fustraciones. Corres y corres buscando algo que tal vez jamás encuentres, que sabes que está en algún lugar, y corres buscando lo que no se ve, lo que no se toca.
Y cuando más corres, la gente te dice que estás un poco loco, que te falta un tornillo, pero veo que no soy el único, que somos muchos que buscan muchas más cosas que un simple mantenimiento físico, porque cuando uno corre por esos caminos está solo, solo ante la naturaleza.
Y cuando empiezas a correr te cuesta más, los primeros kilómetros son los peores, hasta que no llevas tres o cuatro no empiezas a coger el ritmo, hay un viejo dicho en el mundo del runing, es hay que empezar como un viejo para acabar como un joven, es una gran verdad, después una vez llevas tu marchita, piensas que podias estar así hasta el infinito, hasta el infinito al que se llega de forma muy finita, pero cuando has cogido el ritmo, digamos cómodo, es como un trance,  te hace pensar que podrias correr horas y horas, pero te falta gasolina, comida, agua, sales y sales del trance y tienes que dejar de correr y volver a la realidad, porque lo que tu quieres es CORRER, correr sin medida, sin  descanso, para que nunca se acabe, para que nunca despiertes de tu obsesión, para que nunca lleges a la meta, que no quieres conocer.

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