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13 mar 2011

En Fallas y en Valencia

Hoy nos levantamos temprano y con ganas de correr, debido al mal tiempo estoy dos días sin poder  estirar las piernas, llueve de forma poco intensa, pero molesta para pasear por  la ciudad, mi ciudad está llena  de churrerias, de vallas, sacos de arena, ninots por las calles y plazas, luces multicolores, tráfico, atascos, petardos y petardillos, de policias municipales, motos mal aparcadas y lo peor de todo las carpas, definición:  edificios efimeros de lona que unas personas colocan en medio de la calle para su disfrute particular y la obstrucción de la vía pública con el consentimiento del ayuntamiento.

Estamos en Fallas, la mejor fiesta de este país y una de las mejores del mundo, sin lugar a dudas, en Fallas se huele a polvora, a buñuelos de calabaza, chocolate y a flores, porque en Fallas las flores también son protagonistas y cada fallera lleva su ramo, y como son tantas todo huele a flor y a mascletá.

Quien no  conozca la mascletá, dificilmente se lo podremos explicar, es un inmenso repicar de  carcasas y petardos, estruendos sonoros con luz y sonido, con temblor final ( el terratremol o terremoto) a base de una inmensa cantidad de petardos que explosionan hasta conseguir un zénit maravilloso y arrebatador, la mascletá no solo se oye, se huele y se siente, se siente en el pecho y en los huesos, hasta los sordos van a la mascletá, porque sientes el terremoto, las ondas que se perciben en el propio sistema propioceptivo.

Las Fallas mezclan las incomodidades para los que como yo, somos bastante tiquismiquis, y nos quejamos de vicio, con la alegria de todo un pueblo que sale a la calle a contemplar los monumentos fallleros, llenos de ironia, a veces de fino humor y otras veces del grueso, pero siempre  vivo, actual, con la sátira por delante, tan pronto se despelleja a un político ( lo más fácil) como a un vecino del barrio o cualquier hecho significativo de la ciudad.

Y en que  en Fallas cavemos todos, los renegones como el que escribe, los alegres, los  propios, los foráneos, los atrevidos e incluso los amantes de lo ajeno, que por estas fechas se vienen para aquí. todos queremos sacar algo, los más beneficiados los del sector hotelero que llenan sus habitaciones, los bares y restaurantes, los quioscos que venden petardos a kilos, y los vendedores ambulantes que tan pronto te venden unas gafas de sol, un pañuelo o  una sortija.

Hoy me levanté temprano, las Fallas están ya a medio montar, como ha llovido, está todo muy retrasado, pero hoy el sol está presente y el día ha nacido con toda la alegria, con esa luz del mediterráneo que en mi ciudad brilla de forma especial, hoy limpia y clara. Me levante temprano, me puse las zapatillas y a correr, 14 Km a ritmo lento, pero hoy todo lo miraba, miraba los árboles, el verde del césped, las nubes blancas y los edificios limpios. Al principio no habia gente en el cauce, a las ocho de la mañana no somos muchos los locos que andamos por ahí corriendo, no somos muchos pero somos, porque  aún habia gente, poco a poco se ha ido llenando  de ciclistas, corredores, gente paseando, mascotas y los animales del cauce, las palomas, tortolas, mirlos negros y diferentes clases de pajarillos.

Las Fallas también suenan a  la música de sus bandas, a las verbenas nocturnas, suenan a petardos, a mascletás, a motores de motos y claxon, pero sobre todo a música de banda, mi favorita.

Y el colofón está por llegar, son los fuegos artificiales, los castillos de fuegos artificiales, que compiten entre si, a ver cual es más original, o el más novedoso, se llena la noche de luz propia de las estrellas, con milles de big-ban, de todas la formas y colores, tal vez fuese asi como se origino el universo, no con uno sino con un castillo de big-banes, total  ¿a ver quien estuvo allí ? para contarlo, aunque bien mirado, allí estabamos todos, lo que pasa es que no nos acordamos.

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