La cuarta semana de preparación fue muy bien, todos los días conseguí hacer el programa previsto además sin las molestias que tenía cuando preparaba la maratón de Madrid, sin dolores los entrenamientos, aunque lentos en el ritmo se dessarrollan bastante bien, entreno a ritmos de 7´-6´30´´/ Km, pero hago las series y el Farlek, e incluso esta semana he podido nadar bastante, pero todo lo bien que fué la semana se transformó en catrástofe el domingo, en el pueblo donde estaba un pavoroso incendio nos arruinó el ánimo, la tragedia de los montes que conoces, la vida, el aire que respiras todo se esfuma con el humo y el calor.
En este verano caluroso y sin lluvias, recién entrado el otoño, cuando pensabamos que nos librábamos de la tragedia, llegó el fuego para amargarnos la existencia.
Esa misma mañana habia hecho el largo, si no llego a saber lo hubiera hecho más largo, para despedirme de los pinos, de los romeros y las aliagas, corrí 19.5 km por la carretera y por el monte, por Pelma, ahora todo es ceniza y negro, chamusquina que nos hiere la vista y el olfato, no hay nada más triste , que me duela más que un monte quemado, nosotros vivimos unos años, casi nada, pero los montes nos sobreviven y nos dan la vida y la alegría, esta que tardará muchos años en ser recuperada, tal vez nunca, con la naturaleza no se juega que es lo mejor que tenemos y que podemos dejar a las generaciones futuras, en esta transtendencia este incendio como otros de este verano nos deja sin vida, vacios y sin palabras.
En este verano caluroso y sin lluvias, recién entrado el otoño, cuando pensabamos que nos librábamos de la tragedia, llegó el fuego para amargarnos la existencia.
Esa misma mañana habia hecho el largo, si no llego a saber lo hubiera hecho más largo, para despedirme de los pinos, de los romeros y las aliagas, corrí 19.5 km por la carretera y por el monte, por Pelma, ahora todo es ceniza y negro, chamusquina que nos hiere la vista y el olfato, no hay nada más triste , que me duela más que un monte quemado, nosotros vivimos unos años, casi nada, pero los montes nos sobreviven y nos dan la vida y la alegría, esta que tardará muchos años en ser recuperada, tal vez nunca, con la naturaleza no se juega que es lo mejor que tenemos y que podemos dejar a las generaciones futuras, en esta transtendencia este incendio como otros de este verano nos deja sin vida, vacios y sin palabras.
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